domingo, 3 de agosto de 2008

abrazos sin fin

otra vez más, vuelvo a elegir escuchar alguna canción, y tratar de que la canción desterre de una vez y para siempre el amor que aún y cada vez que nos volvemos a abrazar a escondidas de los otros, siento me corre por las venas, siento vive en mi alma, late en mi corazón.

no se llega a los 39 años y se siente como de 17...a esta edad, en el colectivo, puedo observar a gente mas par a mí que está ocupándose de sus hijos y sus tiernas llegadas a la adolescencia...y yo, vuelvo a cerrar los ojos para fijar la secuencia donde me tomaste del brazo y a fuerza de mi empuje por ser feliz...ver porque no me resigno a tomar esos, estos abrazos sin fin, que como a un trapo añoso, me van estropeando.

cuando tuve 19 años, me ilusioné con que la diferencia de edad, era la justificación que yo necesitaba para que no exista el enamoramiento...

mi juventud de los inicios de la década de los veintitantos...y esos 23, me hicieron vivir tu matrimonio consagrado y con ella...

cuando yo llegaba a los 30, los ojos celestes que te miraban con amor, no eran los míos...eran los de ella...y los ojos celestes que yo miraba a mi lado en la cama eran los de el...no eran los tuyos marrón miel...

será que a mis 33...mientras vivo la rutina con el hombre que decidí, podría ocupar el espacio que en mis años tiernos mi corazón te habían adjudicado...también te veo a vos...ocupado en tu rutina...sin tiempos ni espacios para pensar si nos dejamos pasar...

hoy tengo 39 años y vuelvo otra vez mas en ese colectivo, a dónde me solías acompañar...y aunque sea una táctica para mí dolor, no darme vuelta a despedirte...y vos lo tomes como un desaire de superada...no sabrás del dolor que me causa...te vas con el orgullo de saber que sos el único hombre, el rey...el que ocupa el lugar del ser con quien soy infiel...

llegaré a mi compañero, con tristeza...el sabe entender a las mujeres y sin decirme, entiende de compasión...nos elegimos para transitar la vida, la exclusividad de la compañía, no nos elegimos para la exclusividad del corazón...

seremos inseparables, únicos para vivir.

Sabiendo que mientras tenga vida y quizá en su muerte...yo con todo el dolor del amor sin vuelta, lo habré llorado a mares infinitos, lo habré ansiado sacándome la ropa, lo habré gustado con dulces infinitos...lo habré buscado...y el...me habrá abrazado...siempre que quiso, sin que yo le importe...y sin que se lo pida...

el padre de mis hijos no lo sabrá...no sabrá de lágrimas, de compartirme...no sabrá de infidelidad, porque no lo es...

porque el amor verdadero es tan sólo el primero, los demás...son sólo para olvidar (SIC: La Oreja de Van Gogh, únicamente la última oración)


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